China y la Unión Europea (UE) mantendrán mañana su 23º reunión de líderes con asistencia confirmada del presidente chino, Xi Jinping, y del primer ministro, Li Keqiang, que conversarán con el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
La cumbre, que será virtual, estará marcada por la guerra en Ucrania, sobre la que China ha mantenido una postura ambigua desde la cual ha pedido que se respete la integridad territorial de todos los países y en la que ha evitado usar la palabra «invasión» para referirse a la ofensiva rusa, al tiempo que ha reiterado su oposición a las sanciones contra el país euroasiático.
Bruselas espera que Pekín desempeñe «un papel importante en la promoción de la paz», según la última conversación telefónica mantenida esta semana entre el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, y el canciller chino, Wang Yi, aunque desde China insisten en que ya están mediando para lograr una desescalada del conflicto.
Funcionarios europeos citados por el diario hongkonés South China Morning Post apuntan a que la UE busca presionar a China para que deje de apoyar -explícita o implícitamente- la invasión y rechace igualmente un hipotético envío de material militar a Rusia, aunque dudan de que vayan a convencer a Pekín para que condene la ofensiva.
Se espera que el encuentro sirva al menos para limar asperezas y no conduzca a un mayor deterioro de los lazos, tocados tras la congelación del acuerdo de inversiones acordado en 2020.
Según afirmó esta semana el portavoz chino Wang Wenbin, China y la UE conforman «dos importantes mercados para fomentar el desarrollo común» y deben, pese a una «situación internacional inestable», «fortalecer la comunicación estratégica, mejorar la confianza mutua, establecer consensos y cooperar en base al respeto y el beneficio mutuos».
En ese sentido, expertos citados hoy por la prensa estatal china aseveran que Pekín y Bruselas no deben dejar que las diferencias hagan descarrilar sus relaciones.
«Sería inapropiado conectar el conflicto entre Rusia y Ucrania con las relaciones entre China y Europa. Más que seguir a ciegas a Estados Unidos, en Europa ya se está reflexionando también sobre las profundas causas de este conflicto. Las sanciones lideradas por Washington están generando divisiones», opina al diario Global Times el analista Wang Yimei de la Universidad Renmin.
Otro analista citado por el diario, Cui Hongjian, reconoce que la guerra en Ucrania puede afectar a las relaciones entre Pekín y Bruselas, pero espera que ambas partes eviten que el conflicto impacte de forma negativa en sus ya de por sí deterioradas relaciones, en referencia a la congelación del mencionado acuerdo de inversiones.
Bruselas suspendió la aprobación del acuerdo después de que Pekín sancionara a diez europeos, cinco de ellos eurodiputados, y cuatro entidades, en respuesta a las sanciones que la UE había impuesto a cuatro funcionarios y una entidad chinos por «graves violaciones de los derechos humanos» contra la minoría uigur en Xinjiang.
También pesa que Lituania -Estado miembro de la UE- haya estrechado en el último año lazos con Taiwán, isla cuya soberanía China reclama, lo que provocó la rebaja por parte de China de sus relaciones diplomáticas con el país báltico.
«Con todo, los lazos económicos y comerciales entre las dos partes se mantienen fuertes y siguen expandiéndose. En los primeros dos meses de 2022, la Unión Europea recuperó el cetro como el principal socio comercial de China por delante de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (Asean)», recuerda Cui.
El analista avisa de que China no cambiará su posición respecto a cuestiones que considera internas como las relacionadas con el Tíbet, Hong Kong, Taiwán y Xinjian
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