mayo 19, 2025

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 Melanio Hernández, coautor del famoso libro Nacho expresa deficiencias en escuelas no es solo por los estudiantes

“En República Dominicana se escribe mucho, pero se escribe mal, se publican muchas cosas que no favorecen el aprendizaje y el mejoramiento del uso de la lengua”, sostiene Melanio Hernández, coautor del famoso libro Nacho, con el que aprendieron a leer y escribir millones de dominicanos.

Hernández lamentó que se responsabilice solo a la escuela de las deficiencias que registran los estudiantes, ya que establece que el país es el culpable: “Se manejan tantas informaciones que, en vez de ayudar, perjudican la formación del estudiante y del ciudadano”.

“Yo considero que hay una anarquía en el sistema de comunicación, donde todo el mundo informa lo que quiere y lo informa como quiere, y esa es una de las tantas razones que está haciendo daño al sistema educativo dominicano”, sostuvo Hernández, momentos después de haber sido reconocido por el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (Mescyt).

Libro nacho nace por una necesidad y no inspiración

Para el educador, la creación del libro surgió por la necesidad de sustituir el método de escritura a usar letras más adecuadas al momento de alfabetizar.

Narró cómo un viaje a Puerto Rico junto un grupo de educadores, en el 1963, les enseñaron usar letras como un método mucho más adecuado que caligrafía cursiva, por lo que al regresar al país comenzaron a orientar al magisterio nacional, sobre letras inspirados en la serie “Por el mundo del cuento y la aventura”.

No obstante, dijo que una gran parte de los maestros de esa época tenía poca formación, no solamente didáctica, sino, incluso académico, siendo un fracaso a nivel práctico.

Ante el nivel de complejidad, señaló que tenía la misión de entrenar a los maestros, pero con la idea de escribir el libro “Nacho”, el cual combina palabras simples, facilitando a niños y adultos escribir el mismo tipo de letra que leían en el libro, contribuyendo así a la comprensión de textos y rápida comprensión. En Nacho, de 80 páginas, se maneja la sílaba, pero no independiente, sino, dentro de la palabra conocida por el niño, y era justo lo que buscaba el educador para las futuras generaciones.